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Mi historia comienza en Coso 44 en 1902 cuando ubircaron la mítica Pastelería San josé en este enclave poniendome el nombre  que conservo Bombonera, haciendo honor a la forma que tenía el edifcicio en forma de bombonera, hasta ese momento sombrerería.

Gracias a Fray Jerónimo de Aguilar(monje aragonés) que mandó granos de cacao al Monasterio de Piedra, lllegó el chocolate a Zaragoza. 

Desde entonces el mundo del chocolate me apasiona

y no dejo de crear delicados dulces para grandes y pequeños.

"Un bombón es un momento que puede ser la alegría de todo un día"

 

Bombonera           desde

Frutas de Aragón

1902

El chocolate hay que aprender a comerlo, saber valorar cada parte y el tiempo que conlleva elaborarlo. Cuando tú coges un bombón lo tienes que disfrutar primero viéndolo, apreciar sus colores, el brillo... luego lo tienes que oler, y que huela a cacao, no a otros aditivos; después, cuando lo muerdes y rompe la camisa, debes oír ese 'crash', que solo ocurre si el chocolate está bien templado. Y para terminar, saborear la crema, el ganache. Con un solo bombón bueno al día, con esos diez o veinte gramos de chocolate para que el organismo lo asimile y haga lo que tenga que hacer, es suficiente.

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